Yo observo.
Estudio.
Yo merodeo.
Cazo.
Siempre voy con un plan. Un conjunto de reglas para mí. No tomo riesgos innecesarios. Así es como he sido capaz de evadir y de ser capturado todos estos años.
Pero hay algo en esta chica que es diferente a las otras. Cuando finalmente la conozco, las reglas se vuelven borrosas. Y rompo la más importante de todas, la llevo conmigo.
Es sólo mi imaginación, esa sensación de ser observado. Que esos ojos helados, una turquesa viva con un distintivo punto dorado, no me miran.
Es sólo el estrés. Soy la persona en la que todos confían. Tal vez por eso no me he sentido tan contenta con mi vida últimamente. Por qué sueño que esos ojos pertenecen a alguien que puede apartarme de todas mis responsabilidades.
Pero estas son sólo fantasías vergonzosas, nunca destinadas a romper con la realidad.
Entonces una noche, el sueño se hace realidad, sólo que es una horrible pesadilla.
Ahora, sólo tengo una tarea: sobrevivir.
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