Dos hombres, docenas de ciudades y una conexión de la que parecen no poder desprenderse.
No hemos hablado en quince años, y Marlon es la última persona con la que esperaba encontrarme en un bar de Bourbon Street.
Ya no es mi desgarbado amigo por correspondencia de Internet. Es todo músculos, vello corporal y tentación.
Nuestra amistad parece no haber desaparecido nunca, pero el calor entre nosotros es nuevo.
Los dos estamos en ciudades diferentes cada pocas semanas, esforzándonos por construir nuestras carreras y disfrutando de todas las ventajas de ser jóvenes, atractivos y sin ataduras. Pero nuestros caminos parecen cruzarse cada vez más a menudo.
’Nos vemos ahí...’ son mis nuevas palabras favoritas. Honestamente, creo que seguiría a Marlon a cualquier parte. ¿Él también lo siente?
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